Hace unos días, (28 de Enero), España tuvo que despedirse. Despedirse de un amigo, de un protector. De un pedacito de sí misma. El cabo Francisco Javier Soria fallecía en el Líbano, donde participaba en una misión de paz de la ONU.
Esto, junto con las constantes amenazas y ataques yihadistas en Europa, como el resonado ataque contra el Charlie Hebdo en Francia, han hecho que momentáneamente la sociedad europea sienta un mayor apego a sus Fuerzas Armadas.
Un apego, sin embargo, condicionado por el miedo, por la empatía con las víctimas y con sus familiares. Un apego con gran dosis de desinterés e ignorancia por las creencias, los valores y las misiones que están llevando a cabo esos militares para intentar conseguir un mundo mejor. Un futuro mejor.
Por todo esto, y por mucho más; CARTA A UN MILITAR
"Hola, ¿Cómo estás?
He tardado mucho en escribirte esta carta. He escrito mil borradores, mil frases, mil palabras bonitas. Y todas ellas han acabado en la basura. Porque no eran lo que tu querías oír; no eran lo que yo quería decir.
He decidido que prefiero no pensar más, y escribirte aquello que se me pasa por la cabeza cada vez que pienso en ti. Y tú estarás pensando 'Pero tú no me conoces'. Y estarás en lo cierto. Pero pienso mucho en ti.
Pienso en ti cuando salgo de mi casa para ir a trabajar y no tengo miedo al subirme al autobús, ni en el metro.

Pienso en ti, cuando las temperaturas son muy frías o muy cálidas. Si llueve. Pienso en si estarás a cubierto, si tendrás algo caliente para cenar, o agua para beber durante la misión.
Pienso en ti por las noches, cuando veo las estrellas, pensando si serán las mismas que ves tú a tantos kilómetros de distancia.
Y de todos esos pensamientos, solamente extraigo un sentimiento, y una palabra. GRACIAS

Quiero darte las gracias por todas esas noches al raso, todas las maniobras, los kilómetros recorridos, el sudor, el dolor que has sentido, porque siempre que lo has sentido has considerado que merecía la pena.
También gracias, por intentar hacer del mundo un lugar con un poquito más de paz, y un poco menos de miedo. No solo a los que tienes cerca, sino también a gentes y lugares a los que no conoces.
Y ante todo, quiero darte un gracias aun más grande, por arriesgar tu vida todos los días para proteger a todos los 'nuestros'. A los 'míos'. A mi familia, mis amigos, conocidos, compañeros. Porque gracias a ti, todos los días puedo decir un 'hasta mañana' teniendo la certeza de que, con un poco de suerte, cumpliré esa promesa. No solo cuidas a los míos desde una trinchera, desde una tienda de campaña en el otro lado del mundo, sino que también les proteges aquí. Con las fuerzas de emergencia, o con tu sola existencia.
Y ya solo queda un último gracias.
El que espero darte dentro de poco. El gracias por volver sano y salvo a casa. A esta casa que llamamos España, y que siempre te ha esperado, te espera, y siempre te esperará.
Gracias por volver al hogar. A tu hogar."